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TEXTOS EN CASTELLANO


            MIGUEL ZELADA. Ánxeles Penas
            APUNTES BIOGRÁFICOS
            Miguel Zelada nació en A Coruña el 2 de mayo de 1942, en una familia numerosa ( fueron 10 hermanos) con ilustres ante-
            pasados y pasó  los primeros años de su infancia en la casa familiar de Federico Tapia,8 . Cuando tenía 5 años su familia
            se traslada a Madrid,  porque su padre, Fermín Zelada, que era Delegado de Trabajo en A Coruña, tras haber sido Jurista
            de la Armada de Ferrol y Gobernador Civil de Las Palmas, es nombrado Delegado Nacional de Provincias. Será en Madrid
            donde se despierte su vocación plástica durante su  época de bachiller en que realizaba caricaturas de los profesores para
            la revista del colegio. La reglamentación oficial en dibujo consistía en copias de láminas, pero  él, siguiendo sus innatas
            facultades, iba por libre, lo que le valió  un suspenso en un parcial de Navidades; a partir de ahí - lo que para él era coser y
            cantar- tomó en serio la obligación de la copia y ya siempre llevó  diez en dibujo. En Madrid asiste a conciertos y, asimismo,
            fueron frecuentes las visitas al Museo del Prado y al Museo de Arte Contemporáneo, primero llevado por sus progenitores y
            luego motu propio, cuando su fascinación por la pintura de los grandes maestros iba en aumento. Así se aficionó  a la obra
            de El Greco y de Solana,  a la que seguirían Cézanne, Picasso, Van Gogh y Juan Gris. Un hito en este su descubrimiento de
            los genios de la pintura fue una exposición de Picasso, que vio en la Tate Gallery de Londres, en 1960, en una de sus estan-
            cias en la capital británica para aprender inglés. Hay que resaltar que cuenta con un antecedente artístico familiar, pues su
            abuelo materno fue pintor aficionado de bodegones y paisajes
            Entre 1960 y 1965 realiza la carrera de Económicas y en 1966 comienza a trabajar en el Banco Exterior de A Coruña, lo que
            hará  hasta su jubilación en 1997. Durante esos años, siempre encuentra tiempo para  dedicarlo a su pasión y verdadera
            vocación: la pintura.

            De modo totalmente autodidacta  desarrolla sus notables aptitudes para observar la psicología humana  ( lo que quizá le
            venía de aquellas caricaturas de antaño) y empieza a hacer retratos de familiares y hermanos , buscando ser  fiel al modelo,
            pero tratando siempre de captar los rasgos esenciales del retratado. Realiza también algún paisaje urbano y, en los veranos,
            cuando venía con su familia a Montrove, hacía también paisajes del mar. A ello se añadirían, más adelante, sus cuadros de
            mariscadoras.
            Otro de sus  amores es la música, que  siempre tiene de fondo cuando pinta y que probablemente le inspira algunas o
            muchas de las sinestésicas armonías cromáticas de sus cuadros; le gusta el jazz, el country, pero sobre todo la música
            clásica y muy especialmente Mahler . Además posee un innato talento de músico  y ya, a los 16 años, formó con dos de sus
            hermanos un grupo de armónicas, en cuyo repertorio se incluían, nada menos que el Sitio de Zaragoza y Las bodas de Luis
            Alonso. Más adelante, con la joven Mimo formaron el grupo “Mimo y los Jumps”, con el que participaron en el concurso
            de Televisión Española “ Primer aplauso”, que presentaba José Luis Uribarri y cuyo jurado presidía Concha Velasco; otra
            de las participantes fue una jovencísima Rocío Dúrcal de 14 años. Su grupo ganó el concurso, pero el premio, que era un
            viaje a Italia, no pudo disfrutarlo, porque coincidía con su estancia en Londres, para desarrollar su inglés. De lo en serio que
            iban con la música, da fe que Junior y su hermano Ricky, que estudiaban en su mismo colegio, los solicitaron para hacer un
            grupo, que alcanzó tal notoriedad  que hizo que  fueran llamados por los Arbex, para entrar a formar  parte de Los Brincos.
            Este proyecto los hubiera hecho famosos, pero no pudieron integrarse a él, a causa de sus estudios. Al respecto, hay una
            anécdota curiosa y es que, pasados los años, Juan Pardo vino al Club de Golf y, hablando con él sin reconocerlo, le dijo :”Yo
            conocí a un Miguel Zelada”, a lo que le contestó “ Sí, era yo”.






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